martes, 8 de septiembre de 2015

Rebelión en el Vaticano contra el Papa Francisco y su aperturismo

MADRID.- Primero en voz baja pero ahora ya cada vez más abiertamente, en los pasillos del Vaticano está ‘fermentando una disensión conservadora’ que le está poniendo la proa al Papa Francisco. Anthony Faiola no duda en dibujar el panorama como algo que ‘rápidamente está emergiendo como una cultura de guerra en torno al Papado de Francisco y a la poderosa jerarquía que gobierna la Iglesia Católica’, según se hace eco hoy www.capitalmadrid.com

Faiola es un pe­rio­dista de The Washington Post que firma este martes un largo re­por­taje en pri­mera plana sobre el tra­siego sub­te­rráneo dentro de la Curia. No hay nada nuevo bajo el sol, po­dría pensar cual­quiera que co­nozca la his­toria de la Iglesia. Pero en vís­peras de un viaje a EEUU entre los pró­ximos 22 y 28 de este sep­tiembre que se con­si­dera clave para re­afirmar o frenar el aper­tu­rismo que él mismo ha ini­ciado, Francisco es casi piedra de es­cán­dalo.
El pe­rió­dico de la ca­pital nor­te­ame­ri­cana ha rea­li­zado nu­me­rosas en­tre­vis­tas, al­gunas de ellas bajo com­pro­miso de ano­ni­mato para fa­ci­litar la in­for­ma­ción. Y el cuadro que sale es el de un Vaticano ‘más po­la­ri­zado sobre la di­rec­ción de la Iglesia que nunca desde los grandes re­for­ma­dores pa­pales de los años 60’. Algunos aplauden al Papa como ‘revolucionario’, mien­tras otros señalan abier­ta­mente que ‘no tiene poder para cam­biar las en­señanzas de la Iglesia’, como dice el car­denal Raymond Burke de EEUU.
Añade Faiola que a me­dida que Francisco ‘da un vuelco a las con­ven­ciones de la Iglesia’ en ma­te­rias como el di­vor­cio, los gays y el aborto, ‘Francisco tam­bién está con­fron­tando una reac­ción con­ser­va­dora al mo­mento de li­be­ra­lismo que se está le­van­tando dentro de la Iglesia’. El car­denal Burke ha sido pre­ci­sa­mente uno de los dam­ni­fi­cados en la limpia que ha hecho el Papa en la je­rar­quía va­ti­cana.
Sigue el WP: ‘La re­be­lión con­ser­va­dora está to­mando mu­chas fir­mas; en co­men­ta­rios pú­bli­cos, sí, pero tam­bién en la cre­ciente po­pu­la­ridad de por­tales web ca­tó­licos con­ser­va­dores que pro­mueven a los di­si­den­tes; en li­bros y ma­te­rial de pro­mo­ción res­pal­dado por clero con­ser­vador y que trata de opo­nerse a la ten­dencia li­be­ral; y en fil­tra­ciones que tienen a los re­for­ma­dores en el punto de mi­ra’.
Párrafo de un duro crí­tico anó­nimo: ‘Tenemos un asunto serio en estos mo­men­tos, una si­tua­ción muy alar­mante en la que sa­cer­dotes y obispos ca­tó­licos dicen y hacen cosas que van contra las en­señanzas de la Iglesia, que ha­blan sobre uniones del mismo sexo, sobre dar la co­mu­nión a los que viven en adul­te­rio. Y el Papa no hace nada para si­len­ciar­los, de modo que la con­clu­sión es que eso es lo que quiere el Papa’.
Durante su pró­ximo viaje a EEUU para el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia, el Papa Francisco tendrá que aguantar otro de­bate adi­cional sobre su de­ci­sión de ce­le­brar una misa en es­pañol. Ya han sa­lido gentes como el pre­can­di­dato re­pu­bli­cano, el ener­gú­meno Donald Trump, que ha con­de­nado sin re­cato esa li­ber­tad. Líder de la co­rriente con­ser­va­dora que quiere de­portar a mi­llones de in­mi­grantes sin pa­peles y que ofende a los me­xi­canos y otros his­pa­nos, Trump cree que ‘América es para los nor­te­ame­ri­ca­nos’. Por tanto, ha­bría que ha­blar in­glés por de­creto. O ha­blar ‘americano’, como dice la ex can­di­data Sarah Palin.
Pero los his­panos no se arre­dran. De he­cho, por mucho que Trump vaya en ca­beza de los son­deos, es casi im­po­sible que pueda llegar a la pre­si­den­cia: si acaso lle­gara a la no­mi­na­ción re­pu­bli­cana, sería la mejor baza para su rival de­mó­crata. Sin voto his­pano será casi im­po­sible llegar a la Casa Blanca, según los ana­lis­tas.
Y má­xime cuando esta po­la­ri­za­ción sobre el es­pañol en­va­len­tona a los ofen­di­dos. La úl­tima he­roína es la pre­sen­ta­dora del te­le­diario de una emi­sora de te­le­vi­sión de Phoenix, Arizona, Vanessa Ruiz. Ha te­nido que ex­plicar por qué pro­nuncia en es­pañol los nom­bres geo­grá­ficos es­paño­les, como Mesa, Ajo, Estrella y por su­puesto, México con una so­nora jota, no con la equis de los nor­te­ame­ri­ca­nos. Vanessa, na­cida en Miami y que ha vi­vido en Colombia y en España, ha dicho con tran­qui­li­dad,: ‘Pronuncio esas pa­la­bras tal y como fueron crea­das’. Sus erres son erres, ro­tundas y no gan­go­sas.

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