miércoles, 3 de diciembre de 2014

El Papa Francisco despide al comandante de la Guardia Suiza por ser demasiado estricto


CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco ha decidido poner fin al servicio del comandante de la Guardia Suiza, el cuerpo militar encargado de la seguridad del Estado de la Ciudad del Vaticano, el coronel Daniel Rudolf Anrig, a partir del 31 de enero de 2015, dos meses antes de que terminara su mandato, por ser demasiado estricto. 


Según ha informado el medio francés especializado en información vaticana Imedia, algunos guardias suizos han puesto en evidencia que el comandante Anrig era demasiado estricto. Por otro lado, ha adelantado que su sucesor podría ser el actual vicecomandante de la Guardia suiza, Christophe Graf, protagonista de una brillante carrera interna.
Por su parte, el periódico italiano online Lettera ha explicado que aunque se ha confirmado la estima al coronel Anrig, la decisión del Pontífice estaría ligada a dar una connotación menos militar al cuerpo de la Guardia Suiza. 
Además también ha detallado que otras fuentes, que no han sido reveladas, han indicado que a Francisco no le ha gustado que el coronel Anrig se hubiera asignado un lujoso apartamento y que no es casual que se haya filtrado durante la visita 'ad límina' de los obispos suizos.
Tal y como ha referido 'L'Osservatore' Romano', el Papa deberá proceder al nombramiento de otro comandante de la Guardia suiza dos meses antes de que terminara su encargo. El comandante Daniel Rudolf Anrig fue nombrado en 2008 por Benedicto XVI, remplazando a Elmar Mäder.
Las rígidas reglas de ese histórico cuerpo han sorprendido al papa argentino, quien suele conversar con ellos y llegó incluso a invitar a uno de ellos a quebrar las órdenes pidiéndole que descansara tras descubrir que había pasado la noche entera de pie.
"Es el fin de una dictadura", confesó un guardia tras ser informado de la salida de Anrig.
En mayo pasado, Francisco elogió "la profesionalidad" de la Guardia Suiza vaticana, a la que instó a servir con "gentileza y fraternidad", con ocasión del aniversario del saqueo de Roma en 1527, cuando el ejército pontificio fue diezmado por defender al papa.
"Durante su estancia en Roma están llamados a atestiguar su fe con alegría y con la amabilidad del trato. ¡Qué importante es esto para tantas personas que pasan por la Ciudad del Vaticano! ¡Pero también es importante para los que trabajan aquí, en la Santa Sede, y para mí! Su presencia es una señal de la fuerza y de la belleza del Evangelio", afirmó Francisco durante la ceremonia.
Reconocidos y apreciados en todo el mundo por sus vistosos uniformes renacentistas de rayas color azul, amarillo y rojo, que según la leyenda fueron diseñados por el célebre maestro Miguel Angel Buonarrotti, la Guardia Suiza del Papa está compuesta por hombres, todos ciudadanos suizos católicos, la mayoría de habla alemana.  
Armados sólo de alabardas, los soldados del Papa están encargados de la vigilancia y el orden en el pequeño territorio del Vaticano, de poco más de 44 hectáreas, garantizando la seguridad del Sumo Pontífice además de ayudar diariamente a los turistas y peregrinos que visitan sus jardines, museos y la basílica de San Pedro.
Ese "pequeño ejército de grandes ideales", como lo llamó el pontífice, es ante todo un ejército de "jóvenes".
No es suficiente ser suizo para ingresar en la Guardia Suiza, ya que además hay que ser soltero, tener entre 19 y 30 años, medir al menos 1,74m, "ser católico romano" y tener "una reputación intachable", sin olvidar ciertos conocimientos de artes marciales.
Las rígidas reglas de ese histórico cuerpo han sorprendido al Papa argentino, quien suele conversar con ellos y llegó incluso a invitar a uno de ellos a quebrar las órdenes pidiéndole que descansara tras descubrir que había pasado la noche entera de pie.
"Es el fin de una dictadura", confesó un guardia tras ser informado de la salida de Anrig.

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